Los vecinos

miércoles, 12 de diciembre de 2012

La voz de las gaviotas

- Las gaviotas no hablan, Carlos, ya lo sé, pero ríen, escucha...
El niño dejó su cubo de plástico naranja y su pala verde junto a las rodillas de su hermana y estiró el cuello.
- No ríen -acabó diciendo-, gritan! Y están enfadadas.
Entonces fue ella la que prestó más atención. Y de repente, los graznidos que hasta entonces le parecieron carcajadas de abuelo se convirtieron en amenazantes gritos. Aprendió entonces cómo la percepción crea la cosa, y cómo es la mente la que crea esa percepción. Sin embargo tuvo que experimentar mucho más en su vida para llegar a entenderlo y aceptarlo. 
Ese fue el recuerdo que le vino a la cabeza el primer día de clase cuando en la asignatura de Ecología descubrió que el nombre común de las gaviotas europeas era el de Gaviotas Reidoras. Casi saltó de la silla. Disimuladamente le envió un sms a Carlos: "Ja, ja, las gaviotas son reidoras, yo lo sabía".
Carlos no leyó el mensaje hasta tres horas después y pensó, como tantas otras veces, que su hermana estaba loca. Ni se molestó en contestar. Estaba descargando un camión de cajas de gambas. Tenía frío. Olía mal. Estaba cansado.
Años más tarde, la voz de las gaviotas volvió a aparecer en la vida de Natalia. Fue en un atardecer de verano. Ella y Ramón habían quedado para conocerse mejor. Era el día. Antes apenas se habían rozado el dedo meñique caminando por la playa. Ya hacía un mes que se trataban. Hablaban a menudo, salían a pasear, a comer. Ramón ya tenía suficiente información como para preparar un encuentro interesante: compró trufas, cava, pidió una guitarra prestada, las llaves del apartamento de verano de su amigo Juanjo y lo más importante: a Vinicius de Moraes. 
Cuando sonaba "A Felicidade" la besó con avidez. Y fue entonces cuando un grupo de gaviotas, puede que trece, se posaron en la barandilla de la terraza que rodeaba el salón del apartamento. Y allí rompieron a graznar a carcajadas, mientras Natalia y Ramón jugaban a amarse. 
Curiosamente ella no pudo escuchar sus risas entonces. La voz de las gaviotas llegaba a sus oídos como gritos amenazantes advirtiendo de una catástrofe. Y maldijo al hermano en silencio. 
Dos meses después supo que estaba embarazada. Adiós a sus planes de pedir una beca y viajar a Canadá. Adiós a su doctorado. Ramón lo aceptó con ilusión. Le propuso matrimonio y se casaron rápidamente, antes que la barriga creciera. Al fotógrafo no se le ocurrió otra cosa que citarlos en la playa para la primera sesión de fotos del reportaje de boda. 
Muy despacio se colocó en la arena, con el vestido inmaculado, blanco nieve y el ramo de azaleas también blancas cayendo en cascada desde sus dedos. Había centenares de gaviotas a su alrededor, se desplazaron un poco. El fotógrafo pidió paciencia. Colocó algunas sardinas en la arena, semiocultas, a una prudencial distancia. Las gaviotas se acercaron de nuevo y rodearon a Natalia. El fotógrafo empezó a disparar la cámara, orgulloso de su idea estrella: a la voz de arriba! las gaviotas, consternadas, alzaron el vuelo alrededor de la novia. La imagen era espectacular, bella, distinta. Graznaban sus risas y sus gritos. Natalia, por primera vez, estaba aterrorizada.

10 comentarios:

  1. Una bellísima historia de terror, Francesca. Con una interesante reflexión sobre la percepción y la mente. ¿Existen las cosas más allá de nosotros?
    Un abrazo!

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    1. Nos gusta este tema a los dos, verdad? El gran dilema...gracias!

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  2. Aterrida imagino que no per les gavines...

    Molt bon relat i estupenda reflexió!
    Aferradetes.

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  3. Hola Francesca.
    Buen relato de terror.

    Te quería comentar que no sé que pasa con tu blog.
    Estoy devolviendo los comentarios de mi penúltimo post y cuando cliko sobre tu nombre me sale el perfil pero nada más, o sea, no me deja ver tus blogs. Lo he encontrado porque me sonaba casazar y buscando en google me ha salido.
    No sé si tiene que ver con que no estoy dado de alta en google plus o con alguna otra cosa.

    Si sabes que es te agradecería que me lo dijeras.

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    1. Ostras, pues no lo sé, este bloguer me tiene frita! En principio lo tengo todo como siempre, comentarios abiertos a todo el mundo, etc...no sé...abrimos la petición a todo experto informático...Abrazo!

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    2. Debería haberme salido este ni muevo nick, qué lío...

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    3. Toro, tienes razón, no se me ocurre cómo puede cambiarse esto. Lo único es que me tengáis en el blogroll, lo siento, no sé por qué sale así.

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    4. Amoavéeeeeeeeeeeee...

      Lo primerito que tienes que hacer, Francesca, es editar tu perfil de Google +, el que tienes creado como "Francesca Azar". Ve a tu página plusera. Justo sobre tu encabezamiento (donde está el nick) encontrarás el botoncito de "editar perfil". Pincha y enreda. Puedes elegir qué quieres que se vea, qué no, qué rellenar, etc... Yo te recomendaría que en la zona de "otros perfiles" dejes el enlace URL de este nuevo espacio con el nuevo nombre y, en la zona de "colaborador en", enlazados los demás blogs antiguos que tengas con sus respectivos nombres.

      Por otra parte, no sé si te gustará más tener ese perfil Google + o el antiguo. Yo prefiero el antiguo (llámame "clásica", jajaja...). Puedes elegirlo también.

      No sé si me he explicado bien. Si te armas un lío o necesitas más ayuda, mándame un e-mail (está en mi perfil).

      Besos.

      Pd.: atenta porque, según con qué cuenta de correo accedas a blogger, te aparecerá un perfil u otro. Tenlo en cuenta porque, si vas dejando por ahí comentarios con tu nick antiguo y los compibloggers quieren devolverte la visita accediendo a tu blog desde ese perfil, no podrán hacerlo directamente. ;)

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  4. Me encanta leer relatos de terror, sobre todo si consiguen provocarme escalofríos sin necesidad de que haya casquería por medio. You know what I mean... ;)

    Besos.

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