Los vecinos

jueves, 3 de enero de 2013

Zumbón

Sentada en la terraza de aquella heladería francesa con las paredes empapeladas imitando el ladrillo de una fachada holandesa y las mesas redondas de cristal con recortes de periódico en sus tripas y algún grano de café, pasaba la mañana tranquila, desatendiendo sus dudas y preocupaciones, acallando a su cabeza y a su corazón. Miraba la gente pasar, contemplaba el horizonte, el vuelo de las gaviotas fundiéndose con el sol, leía de tanto en tanto un viejo libro de misterio, con las hojas amarillentas y ese característico olor a libro antiguo, un almizcle de vainilla y polvo, enviaba algún mensaje con su dispositivo móvil, escuchaba la conversación de las mesas contiguas. Lo hacía todo sin prisa, amando los instantes, cada cosa en su momento. 
"Zumbón"...apareció la palabra de pronto en las páginas que estaba leyendo. Hacía años que no escuchaba esa palabra. De hecho sólo la asociaba a una vieja canción "Ahí viene el negro zumbón..." que su padre cantaba en el patio mientras repintaba las persianas en primavera cuando era una niña.
Ella lo contemplaba mientras permanecía sentada sobre el muro que protegía de la lluvía las bombonas de butano y contaba los colillas entre sus pies al final de la mañana, demasiadas...mientras le oía repetir ese estribillo una y otra vez, los dientes apretados para no perder el cigarrillo, apenas un tarareo, el pañuelo blanco atado a la cabeza en cuatro puntos cardinales a modo de gorra, los pantalones viejos manchados de la pintura verde de otros años, sin cinturón sólo con esa cuerda de esparto atada a la cintura...
"Zumbón", ni siquiera sabía exactamente qué significaba. Sería movido, nervioso, bailón, alegre...Se preguntó si existía alguien en el mundo que usara todavía esa palabra para comunicarse.
De pronto..."zaherir" golpeándole los ojos, otra palabra interesante. Ahí pensó en zarzales hiriendo la carne fresca, sí, eso sería, una mortificación lenta y suave, continua...
Pensó que eran palabras poco actuales, se atrevía a creer que incluso inadecuadas para el género policíaco que estaba leyendo. Cerró el libro, no sería ella quien cuestionara a la gran "gata" del misterio o a sus traductores.
Y entonces vio como aquella ave se empeñaba en zaherirse continuamente volando zumbona hacia ese sol siempre lejano y deslumbrante. Lo vio sin mirar al cielo, no sé si me entendéis...

6 comentarios:

  1. Y yo esperando de un momento a otro que viniera el negro.
    :)

    ResponderEliminar
  2. Precioso relato.
    Cuando los recuerdos fluyen de los sentimientos más profundos y son tan comunes a las vivencias de juventud, es un disfrute leerlo con corazón abierto. Gracias.
    Abrazos
    Piedra

    ResponderEliminar
  3. Bon ritme per a començar un cap de setmana que sembla que serà lluminós.
    Tinc molts moments màgics relacionats amb cançons, segurament quan era el moment no hi vaig parar tanta atenció com, passats uns anys- torno a escoltar-la. Automàticament a la primera nota em ve el record...
    Preciosa imatge!

    Aferradetes i bessets.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Serà lluminós per a mi encara que plogués :)
      Jo tampoc la recordava, la veritat. El nostre capet és un meravellós pc.
      Vaig fer com a 40 fotos per aconseguir aqueixa :)

      Eliminar